El error colombiano

Correctora de estilo: Andrea Del Pilar Gomez Romero.
Ilustración: Stephanie Montes.

“La verdad tiene mil aspectos, el error es uno”.
Nicolás Gómez Dávila

En este artículo sustentaremos la idea de que Colombia no es un país moderno porque las mentalidades de sus individuos no se han modernizado. Para argumentar esta tesis, definiremos la relación entre dignidad y modernización. Posteriormente presentaremos la idea de que en Colombia la falta de tolerancia es un ejemplo de ausencia de modernización. Por último demostraremos que el sometimiento de nuestra identidad ante arquetipos estéticos, es una limitación para la modernización de nuestro país. Para evitar confusiones, utilizaremos el concepto de moda planteado por Walter Benjamin, para así, contrastarlo con el significado coloquial que se le aplica a dicho concepto.

Cuando pensamos en la palabra “moda” se nos viene a la mente un sinfín de objetos materiales que hacen parte de nuestra vida cotidiana. Pensamos en aquellos elementos que se han contrapuesto a lo clásico y que ocupan un lugar en las sociedades contemporáneas e incluso futuras. Ciertamente, en la concepción popular y errónea, se puede decir que una ciudad es moderna porque tiene medios de transporte estructurados, porque su arquitectura encaja en las nuevas tendencias del diseño, porque utiliza la tecnología y porque la gente se viste con “estilo”. Pero, como lo plantea Walter Benjamin en “Moda y ciudad”, el significado de lo moderno trasciende esas representaciones. La modernización de un país se alcanza a través de la mentalidad de sus individuos, la manera como estos se comportan. La modernización es, principalmente, un aspecto cultural y social.

En primer lugar, podemos afirmar que la presencia de la dignidad representa un fenómeno de modernización. En efecto, el reconocer la dignidad del “otro” impone que lo identifiquemos como un hombre, que respetemos sus valores, sus derechos y sus sentimientos como ser humano. Tener dignidad y ver al otro con dignidad, es construir una sociedad donde ningún individuo es excluido, donde todos son valorados por igual por el hecho de ser humanos. Si observamos los comportamientos de varias sociedades de la historia, nos damos cuenta de que las relaciones humanas se percibían de una manera desigual, donde “existían” personas que eran “más hombres” que otros. Los nazis, por ejemplo, tenían una mentalidad donde no había lugar para reconocer la dignidad del otro: desprestigiaban a los judíos, los asesinaban, los trataban como bestias. La universalización de la dignidad es un hecho que contrapone la manera clásica de construir las relaciones humanas, y por ende, es modernización.

No obstante, en Colombia no se ha asimilado la universalización de la dignidad humana. El estatus socio-económico en el que se ubican los individuos y la manera como se desenvuelven en la sociedad, marcan una diferencia que determina las relaciones entre estos. La brecha entre clases y la desigualdad de oportunidades, son así factores de deshumanización, pues se valoran a los hombres no por lo que son, sino por lo que aparentan y por lo que tienen. Los colombianos no se han apropiado aún del concepto de que todo hombre merece su dignidad, siguen comunicándose a través de un lenguaje que impone la existencia de personas superiores e inferiores. Incluso los hombres de la calle se comportan ante los hombres de clases altas con una actitud humilde, sumisa y de víctima. No hacen respetar su propia dignidad. Colombia no es moderna porque, sencillamente, los colombianos no han sido capaces de reconocer la humanidad del otro, de verlo como un semejante.

De la misma forma, nos damos cuenta de que la intolerancia de los individuos colombianos demuestra la falta de modernización del país. Si utilizamos la definición de tolerancia del diccionario de la Real Academia Española, nos encontramos con el siguiente significado: respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. Bien sabemos que el siglo XX se caracterizó, especialmente en los países desarrollados, por la diversidad de cambios culturales que influyeron en las mentalidades de sus individuos. Las revoluciones sexuales y sociales de los años 60, son un ejemplo que demuestran la posibilidad de cambio en las maneras de construir las relaciones interpersonales: se le dio más reconocimiento a la mujer en la vida pública y política, se crearon movimientos LGBT, se aceptó la píldora anticonceptiva, entre otros. De esta manera, la tolerancia es sinónimo de modernización, ya que implica que nos desprendamos de los valores tradicionales y religiosos de los siglos pasados. Es pensarse la sociedad con una mente abierta, aceptar la diversidad social y valorar la identidad del otro. Sin embargo, es costumbre en la sociedad colombiana hacer juicios de valor frente a los individuos “diferentes” a uno mismo. Estos juicios se basan, simplemente, en la apariencia y gustos del “otro” y en la ausencia de cultura del individuo juzgador (que juzga). A pesar de ser un país producto de un revoltijo de culturas, en el que es vergonzoso aceptar lo propio y llevar con orgullo una historia que ha marcado el camino a recorrer, es aceptable mirar al “otro” con desdén por su orientación sexual, condición social, entre otros. La intolerancia a la diferencia y el miedo a lo nuevo, son factores que influyen en la manera de comportarse de los colombianos. A diario se ven personas “cuchicheando” o murmurando, mientras mantienen su mirada juzgadora en un individuo o individuos en particular. Es el caso de las parejas homosexuales, que se ven relegadas o sesgadas en la comunidad con base en su apariencia física y la forma en que expresan sus sentimientos, gustos, desencantos, etcétera. El camino al respeto mutuo y a la armonía de la sociedad es la aceptación de la diferencia y el resultado de una verdadera modernización. Si de juzgar por apariencias se trata y de castigar socialmente al que no piensa o no es como yo, que se haga un recuento, a groso modo, en la historia. A ver cuáles han sido los magníficos legados de las sociedades excluyentes. Colombia es, entonces, un país donde se sigue rechazando lo diferente, un país sin ánimos de modernización.

Finalmente, vemos que en Colombia no hay modernización, porque la identidad de los individuos está sometida a estereotipos impuestos por la sociedad. En efecto, una sociedad es moderna en la medida en que sus individuos sean libres de ser quienes quieran ser. Si la tolerancia es sinónimo de modernización, los aspectos estéticos y superficiales no deberían ser razón de prejuicios sociales. Así, se observa, en el caso de países desarrollados, como Francia e Inglaterra, que tanto las mujeres como los hombres, tienen apariencias diferentes y a la vez muy peculiares. No importa cómo se visten, cómo hablan, cómo se ven, lo que importa es su verdadera esencia. De este modo, las personas reconocen y estiman la pluralidad física de los individuos y el concepto de belleza es valorado por la identidad individual. No obstante, en Colombia no se perciben este tipo de fenómenos modernos. Colombia es uno de los países del mundo donde más se practican las cirugías plásticas y estéticas. Jóvenes, adultos y mayores están constantemente sometidos a transformaciones que van desde la silicona en los glúteos, hasta el estiramiento de la piel facial. Gran porcentaje de los colombianos son personas inconformes con ellas mismas, personas que acuden a estos métodos para sentirse satisfechos con su apariencia. De esta manera, si se analiza la raíz de este fenómeno, nos damos cuenta de que el problema radica principalmente en la mentalidad de la sociedad en general. En efecto, la sociedad colombiana se ha encargado de imponer estereotipos de valor estético que responden a una serie de características específicas: senos y glúteos voluptuosos, abdomen plano, nariz respingada, entre otros. Por lo tanto, la belleza en un colombiano es valorada en la medida en que la persona se adapte a esas representaciones. Se acople al modelo predeterminado. La mentalidad de los colombianos no es moderna, porque la construcción de la imagen no se ha liberado de las opiniones sociales.

Estas son unas de las tantas razones que demuestran la necesidad de un cambio en la mentalidad de los individuos colombianos. Porque la modernización de las ciudades no depende de la cantidad de ladrillo y cemento que estas tengan, como señaló Jaime Garzón, sino por la manera en cómo piensan y se relacionan los seres humanos. La intolerancia, la falta de dignidad y la preocupación por la opinión pública son indudablemente limitaciones para nuestra propia modernización. Seguir actuando con un pensamiento tradicional, que es incapaz de adaptarse a los nuevos valores y tendencias del mundo desarrollado, es estancarse en el tiempo y sin duda limitar nuestro progreso. Cada ciudadano es responsable del desarrollo de su entorno, de la convivencia social. Así, la moda es un proceso de modernización y sólo podremos alcanzarlo con la transformación de nuestras mentalidades. Ese es el verdadero cambio.

3 comentarios:

  1. Si bien, El artículo presenta un titulo sugestivo y una idea interesante, es decepcionante como el autor expone un efecto con múltiples causas no conectadas con su planteamiento introductorio. Se trata parcialmente la "moda" como una de sus causas al igual que la dignidad, que a mi parecer fue abordada como la tolerancia y el respeto de la desigualdad.
    El autor cita similitudes inconvenientes y jamás profundizadas como la de los nazis; la cual conviene poco al hilo argumentativo de su narración, en contraste presenta interesantemente, la valoración que se le hace al ser humano dependiendo de su dinero y su clase social, Pero se pierde en un ejemplo sin sentido sobre los cambios corpóreos a los que se someten los colombianos, -en especial las colombianas-. No obstante habiendo concluido que “En Colombia no hay modernidad porque no hay identidad” esta última idea jamás profundizada en el escrito.
    Justo es decir, que el ejercicio presenta aspectos rescatables que podrían mejorar si Nicolás Gómez centrara y explicara mejor su idea principal.

    At: Sergio Campo Uribe
    Psicólogo
    Estudiante de DIPLOMADO DE PEDAGOGIA PARA PROFESIONALES NO LICENCIADOS

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  2. “La moda” hoy día es una copia de las sociedades gays. Si observamos detenidamente estas sociedades siempre son las que sacan las modas ridículas que hay hoy día.
    El autor textualmente dice: “Tener dignidad y ver al otro con dignidad, es construir una sociedad donde ningún individuo es excluido, donde todos son valorados por igual por el hecho de ser humanos”, subrayo la palabra individuo porque ahí radica el problema. El individuo no existe, el autor está construyendo una sociedad sobre el aire, sobre algo que no está. Individuo quiere decir que es una sola persona, pero el “hombre” nunca es solo una persona, es múltiples personas, hoy es un pacificador, mañana es un revolucionario, hoy es un religioso, mañana es un bohemio y así sucesivamente es un animal racional cambiante por lo tanto no tiene individualidad. Cuando hallan individuos en la sociedad si funcionara lo que el autor esta planteando, por el momento el autor es un soñador.
    En cuanto al paper está muy bien escrito, lleva una fluidez y desarrollo armónico lo cual facilita una fácil lectura y entendimiento de lo expuesto. El titulo no me parece el correcto.

    Att: Jehover Duque
    Estudiante de DIPLOMADO DE PEDAGOGIA PARA PROFESIONALES NO LICENCIADOS

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  3. La apropiación de una "moda" no implica la reconstrucción de una identidad, por el contrario pude notificar un síntoma de la incapacidad de construir o identificar la realidad de condiciones histórico-culturales.
    En este caso aunque la intención es buena al mostrarnos como Colombia en la identificación del concepto de libre expresión de la personalidad y el pensamiento, no se ha acercado a la tolerancia como si lo han hecho otros grupos culturales libre pensadores. Es aquí donde el concepto "moda" no es el adecuado pues las características y atributos utilizados para la aplicación de este al entorno Colombiano es mas cercano a "Vanguardismo", y si es verdad Colombia no es un país de vanguardia.
    La realidad de la "moda apropiada" genera comportamientos y conductas inapropiadas para el contexto latino-tropical Colombiano y traba aptitudes creativas y formativas de una sociedad que no se sabe Americana, Anglo Europea, Franco Europea u otra. El hecho aquí es porque Colombia no lidera o aborda la renovación social en dimensiones que equilibren lo social, lo ético y lo político para que los miembros de nuestra sociedad construyan y apropien su identidad; la tolerancia estaría implícita.

    JOSE JOAQUIN CHACON V.

    Estudiante de DIPLOMADO DE PEDAGOGIA PARA PROFESIONALES NO LICENCIADOS

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