Vale la pena hacer una reflexión acerca de la manera en que los medios de comunicación atacan diariamente los pensamientos y actitudes de las personas, con el fin de manipular y crear deseos en cuestión de imagen.
Los medios de comunicación influencian de manera negativa las conductas de las personas, en tanto que se imponen patrones ideológicos, que repercuten en el pensamiento humano, llevándolos a la pérdida de su propia identidad.
Por consiguiente con publicidad lo que se pretende es indicarle a la persona que consumir, y a que patrón debe aparentar ser, lo que trae como consecuencia que la persona olvide la construcción de su propio ser, y que se vaya enfocando cada vez más en parecerse a los modelos que el medio presenta.
La publicidad lo que promueve es la copia de copias en un mundo estandarizado, que a logrado encerrar a la persona en un mundo artificial en el que prima la superficialidad y el consumo de imágenes por encima de la originalidad personal y la esencia misma.
La sociedad de hoy se debate entre todas sus intenciones de ser reconocidos por auténticos y originales, pero finalmente se ven envueltos en el espejismo de lo “ideal” enmarcado por la vanidad, la materialidad y la superficialidad, reflejado en la saturación de prototipos de belleza y de más referentes ideológicos, que pretenden sólo que este tipo de patrones se asuman como verdaderos, aprovechando que las aspiraciones individuales se ven incapaces de valerse de otra forma distinta a esta ideología de control.
Para concluir los medios de comunicación pretenden implementar la difusión de modelos a seguir, jugando con la inconsciencia humana, para la cual la persona es un simple objeto comercial. Se necesitan personas capaces de discernir, se necesitan personas más autenticas y responsables que se acepten como son y sobre todo que sepan defender su identidad en medio de este mundo globalizado, de nuevos medios, monopolios y comercios que lo que quieren es acaparar todo, se necesitan personas de verdad que sean capaces de construir una vida con sentido, reconociendo su identidad y defendiendo su autenticidad. Recuerda nunca olvides ser tu mismo.
Los medios de comunicación influencian de manera negativa las conductas de las personas, en tanto que se imponen patrones ideológicos, que repercuten en el pensamiento humano, llevándolos a la pérdida de su propia identidad.
Por consiguiente con publicidad lo que se pretende es indicarle a la persona que consumir, y a que patrón debe aparentar ser, lo que trae como consecuencia que la persona olvide la construcción de su propio ser, y que se vaya enfocando cada vez más en parecerse a los modelos que el medio presenta.
La publicidad lo que promueve es la copia de copias en un mundo estandarizado, que a logrado encerrar a la persona en un mundo artificial en el que prima la superficialidad y el consumo de imágenes por encima de la originalidad personal y la esencia misma.
La sociedad de hoy se debate entre todas sus intenciones de ser reconocidos por auténticos y originales, pero finalmente se ven envueltos en el espejismo de lo “ideal” enmarcado por la vanidad, la materialidad y la superficialidad, reflejado en la saturación de prototipos de belleza y de más referentes ideológicos, que pretenden sólo que este tipo de patrones se asuman como verdaderos, aprovechando que las aspiraciones individuales se ven incapaces de valerse de otra forma distinta a esta ideología de control.
Para concluir los medios de comunicación pretenden implementar la difusión de modelos a seguir, jugando con la inconsciencia humana, para la cual la persona es un simple objeto comercial. Se necesitan personas capaces de discernir, se necesitan personas más autenticas y responsables que se acepten como son y sobre todo que sepan defender su identidad en medio de este mundo globalizado, de nuevos medios, monopolios y comercios que lo que quieren es acaparar todo, se necesitan personas de verdad que sean capaces de construir una vida con sentido, reconociendo su identidad y defendiendo su autenticidad. Recuerda nunca olvides ser tu mismo.
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